CON EL ALA ROTA

 

Si una escuela no permite la creación, le hace juego a un sistema que quiere obreros para ser explotados. Si no estimula el pensamiento y la critica, le hace el juego a unas élites que han soportado su poder en la ignorancia y en el afán del fanatismo de adorar tiranos. Hay que resignificar la escuela como oasis, como territorio en el que la palabra es cristalina y en el que los niños y las niñas pueden imaginar una democracia al fin sana y un país moderno... Johana ha ganado dos años el concurso de escritura de Culturama y habita en esta montaña en la que alguna vez estuvo el mar. Si se decide por un futuro entre libros y palabras, le irá bien... pero si no... también, porque lo que soporta su visión de mundo es una agudeza crítica y un afán por ayudar a pensar un país humano guiado por la imaginación y la bondad, y en ese camino, construir su destino al margen de los dictámenes de una sociedad que condena la inocencia, al servilismo del tirano de turno. Gracias por escribir para nuestro blog, y a nuestros lectores, gracias por su tiempo y ojalá roten hasta que llegue a otros soñadores adecuados. 

MP


CON EL ALA ROTA

 

Por Johana Becerra

 

Para Kaira quien se marchó para otra ciudad

dejándonos en el aire su sonrisa

 

Para Agatha quien se adelantó para iluminar nuestro camino,

y quien hizo que ese corazón se aliviara, dándole una de sus vidas


Johana Becerra. Monitora Proyecto Mnemosine.
(Fotografía Archivo Proyecto Mnemosine Quebec)

Hay unos dos o tres kilómetros, más o menos, entre la casa de Kaira y la escuela. En ese trayecto brota la poesía de las raíces; no hay necesidad de cuadros, óleos o silencio; aunque pudiera ser que en algún confín se acabe el cuadro en el que Kaira y sus ojos, son los protagonistas. La fauna silvestre es única, como en el resto de la montaña. Kaira estudia en una escuela veredal y para llegar a ella, tiene que andar las inconfundibles calles destapadas que prueban dos cosas: la ausencia del Estado, y la lejanía de la agobiante urbanización. Así que, en cierto sentido, la ausencia compensa la presencia, y Kaira puede estar en paz mientras camina su pequeño paraíso.

Hace unos días Kaira encontró a un ángel con un ala rota junto a las raíces de un árbol. Espantó a un perro que quería devorarlo. Recogió al ave sin pensar en los picotazos; no fue fácil, ya que escapó dos veces de sus manos. Eso sucede con los ángeles; presienten corazones similares y se repelen, huyen como si fueran los jerarcas en un juego de ajedrez. Sin embargo, a lo mejor por eso mismo, el ave al fin se deja llevar como si sintiera el corazón alado de la niña.

Al llegar a la escuela el profesor de ciencias le dice que no existe la posibilidad de que el ave regrese a su hábitat; al parecer cuando se está lastimado o domesticado, es muy difícil llegar a lo que se fue en el pasado. Recuerdo al zorro y su forma de construir amistad con el Principito. También recuerdo a Darwin; solo sobrevive el más fuerte, el más apto. Pero ¿eso querría decir que el corazón de los ángeles no es fuerte? ¿No se adaptan los corazones de los ángeles? ¿Estamos condenados a la extinción? También cruzaron por mi mente otros animales… los que desaparecieron del zoológico hace unos días ¿quién los tendrá? ¿los abandonarán por ahí a su suerte? Aquí dicen que le echan agua caliente a los perritos cuando tienen pulgas, o les disparan o los despellejan. ¿Por qué cazan animales para colecciones ridículas? ¿En verdad hay gente que cree que torturar a un toro es cultura? ¿Hasta cuándo van a seguir haciendo experimentos de cosméticos con animales? ¿El dolor de ratas, conejos, cuyes hará parte de las máscaras de estos hombres y mujeres que se maquillan con dichos productos? ¿Por qué proyectan su ignorancia en zarigüeyas y lechuzas? Dicen que los seres humanos somos animales; yo no creo. Somos una especie demasiado cruel para merecer esa denominación tan inocente; no merecemos que nos llamen de ese modo. Los humanos tendrían, por evolución, que dejar de ser cada vez más humanos y acercarnos a la animalización. La poesía y la filosofía son ese camino; más Platón, más Aristóteles, más filosofía; intentar llevar la bondad a la acción; así como hizo Kaira, quien se quedó con el ave, porque ella comprendió y enseña que de nada sirven los discursos si no se llevan a las acciones.

Kaira lleva el ave a su casa y comienza a cuidarla; le cura el ala rota. No le importa que ya no pueda volar o ser lo que era antes. A veces considero que las buenas acciones de los estudiantes se deben a las buenas acciones de sus maestros; como el de sociales, por ejemplo, quien alimenta a los perros que llegan al colegio o a su casa o a las tiendas que frecuenta (inevitable imaginar una manada tras sus pasos); o le da clases a nuestro Rocky; les escribe poemas y los tiene presentes; o le brinda clases de ética al que escuche, al que lo observe, al que quiera aprender, escuchar, llorar, a pesar de Spinoza. Como que en esas ocasiones cambia un poco esa tendencia que se impone, de sólo esperar a fin de mes por un salario, o esa de subir un video a TikTok.


Kaira Cely. Alumna destacada en la IE QUEBEC

Líder proyecto Mnemosine Quebec

Yo creo que Colombia necesita menos redes sociales y más animales, más gatos, más toros; y también verdaderos maestros que confíen en Sócrates, que lo imiten en cierto sentido. También alumnos como Pol Rubio, discípulo de Merlí, quien al final deja de lado estupidez y banalidad y se propone seguir los pasos de Atenea.

Algunos días después, el hermanito menor de Kaira sale a la calle y me saluda sonriente. Me cuenta, con el rostro lleno de felicidad, que la palomita puso un huevo. Eso me impresiona porque en estos días he estado leyendo noticias sobre las madres de Soacha, y no puedo evitar relacionar el hecho de que esta madre se haya roto las alas para poder parir en otro lado que no fuera un infierno. ¿Entienden? Eso es algo que no pudieron hacer las 6402 madres; a ellas les mataron a sus hijos, o las madres que lloran a las orillas del río Magdalena; o las madres que siguen ahora, y que a lo mejor dejan sus alas con tal de parir lejos del mal que acecha a sus hijos.  

Debería haber un noticiero que transmitiera estas pequeñas noticias que muestran que hay bondad a nuestro alrededor; estos pequeños actos de ayudar animales o a prójimos desvalidos y necesitados; sería un contraste entre tanta noticia horrenda que oculta las fechorías de tanto corrupto.

Kaira ha salvado a una palomita; lo ha intentado a pesar de la estupidez que pregonan ahora como una peste, según la cual estas palomas son ratas voladoras, animales dañinos que estorban cerca de la catedral. Esas visiones sobre los animales son las mismas que se atreven a decir que una bandera que promulga la diversidad es un pecado. ¡Qué visión tan cerrada, sesgada y anacrónica!

Lo único que reconforta es ver a un par de niños felices, aún defendidos por su inocencia, lejos del ruido de los fanáticos. Eso podría salvarnos; recuperar la inocencia y desde allí proponer salvar el mundo, lejos de los vicios terrenales, materiales, e incluso digitales o virtuales tan de moda. Sentir más amor por libros, palabras, mariposas, perros y palomas. Sí, a lo mejor eso podría salvarnos; ceder un poco más a la locura; salirnos de lo real. Y si esto no nos salva, a lo mejor allí podamos descansar un poco.


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