EL UNIVERSO EN UN MICRORRELATO

EL UNIVERSO EN UN MICRORRELATO

MICRORRELATOS DE CARLOS CASTILLO QUINTERO

CARLOS CASTILLO QUINTERO. FOTO TOMADA DE
http://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/entrevista-al-escritor-carlos-castillo-quintero/48471
 Los críticos literarios señalan que la relación geografía y literatura es un pseudo-problema, porque ya saben ustedes que los críticos literarios son expertos en ver los toros desde la barrera, y en detectar pseudo-problemas; además porque la única patria de un escritor es su lengua... y eso. 

Esto sirve para ilustrar lo que diré a continuación: Si hay, hoy por hoy, un escritor boyacense fundamental, es Carlos Castillo Quintero; no existe otro que haya profundizado tanto en el arte literario. De hecho, luego de RH Moreno Durán, quizás no exista otro escritor que haya dedicado su vida a convertirse en escritor, al margen de lo que significa esta noción en una sociedad en la que este concepto ha mutado y se ha ido desvaneciendo.

 Por un lado los críticos tendrían razón, porque decir esto opacaría en apariencia la calidad literaria de Carlos Castillo Quintero, sin embargo, por otro, la realza, si se afronta el problema del canon impuesto y de los juegos de marketing que se han tomado la literatura, y que han centralizado los textos que se publican o no -desde la metrópoli- y los nombres que pueden ingresar al recinto de los escritores aprobados del reino. 

A esto se le hace frente desde lo local, desde la periferia, desde la heterodoxia, y así entonces ese aparente pseudoproblema, empodera la literatura desde otros territorios lejanos del centro oficial, tan atado a relaciones de poder que someten la literatura, y tan dependientes de seres acreditados por cartoncitos y diplomitas que simulan certificar ese trozo de vida que significa formarse para sentarse a escribir un poema, un cuento o una novela. Castillo Quintero ha jugado el juego de esa literatura desde la metrópoli, y les ha ganado; sus reconocimientos lo comprueban; falta esperar si comienzan los lectores a legitimar esta importancia.
http://blog.revistacoronica.com/2016/06/carlos-castillo-quintero-el-hombre.html

Ha tenido la gentileza el escritor Carlos Castillo Quintero de permitirnos publicar en nuestro blog, una selección de textos inéditos que hacen parte de un libro intitulado Adiós del suicida y otros 111 microrrelatos. En esta ocasión quiero señalar la relación que existe entre la ironía y el microrrelato. Los minicuentos que siempre me han impactado son aquellos que logran un equilibrio entre la coyuntura, el humor, la ironía y la audacia poética, y muchos de los minicuentos que se escriben por los autores de esta región del país, cumplen con esas condiciones, y hablo de Guillermo Velásquez Forero y de la Nana Rodríguez Romero. 

Hemos llegado a un momento de sosiego en la vida, y estos momentos son los que se necesitan para comenzar a leernos desde el silencio y desde la reflexión. Cada texto resignifica el mundo; esa es una de las condiciones fundamentales de la literatura, eso la diferencia de la mala literatura que aplaude o simula cuestionar el statu quo. A disfrutar entonces lo que resguarda la poética de este escritor boyacense.


Los plebiscitarios
La vida a veces es tan breve.

Jaime Gil de Biedma

Pensé que era otra marcha campesina o un nuevo paro camionero, pero no: eran los muertos. Ese domingo, día en que se votaba el plebiscito para la paz, se levantaron de sus tumbas y arrastrando los pies, como en las películas, invadieron las ciudades en busca de los puestos de votación.
Vi a una compañera de la universidad, la más bonita del semestre, de la que hacía rato no sabía nada. Vestía una minifalda igual a las de antes y a pesar de la gusamenta que acosaba sus muslos, se veía bien.
Vi a los Cárdenas, tres primos que apenas terminaron el bachillerato entraron a la policía. Vestían, con orgullo, sus uniformes de patrulleros en los que deslucían unos orificios escarlata.
Vi a una mujer violada, con las marcas del ultraje brillando en sus senos, y detrás de ella a cientos igualitas. Una niña de unos diez años, o menos, caminaba en ese grupo, pero no fui capaz de verla.
Vi a uno que era poeta y que nunca se graduó de Economista. Caminaba en medio de una manada de esos apestosos, simulando que no hacía parte de ellos. Debajo de uno de sus brazos llevaba un ejemplar corroído de “La caída”, esa novela genial de Albert Camus.
Vi a mi hermano, sobándose la nuca, ahí mismo en donde un sicario le encajó siete tiros. Él me miró, y en sus ojos de niño triste vi que todavía no sabía que era un ser traslúcido desde hacía rato.
Los muertos fueron invadiendo los puestos de votación, y cuando las fuerzas del orden los detuvieron, se tomaron de las manos y como si fueran miembros de una iglesia evangélica, o seguidores de Antanas Mockus, empezaron a gritar, mientras saltaban:
—¡Sólo queremos descansar en Paz!
—¡Sólo queremos descansar en Paz!


Bradburyano
Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol, alberga un planeta similar a la Tierra.
Dicen, los que lo han visto a través de poderosos telescopios, que ese mundo es un espejo del nuestro, con las mismas plantas y animales.
Dicen, que el mar de ese planeta es tan cristalino que los arrecifes de coral encandilan a los privilegiados que han podido verlos.
Los más entusiastas, aseguran que allí queda el Paraíso del que hablan en el Génesis y en otros libros antiguos.
Dicen, que es un planeta sin humanos.


Bradburyano 2
A los no creyentes, desde el comienzo de los tiempos los amenazan con un lugar terrible, en donde solo hay llanto, hambre, injusticia, desolación y rechinar de dientes, y al que llaman Seol.
            Les aseguran que su falta de fe ocasionará el Armagedón, momento en el cual la estrella que les ilumina perderá su claridad y caerá del cielo.
            A los que ignoran estas advertencias y se resisten a creer, los conducen a una colina en donde hay un observatorio celeste. Allí, un poderoso lente les permite otear el firmamento: ven a Alfa Centauri, su astro tutelar, en todo su esplendor; ven a Ray, el cometa que cada sesenta horas atraviesa su cielo; y, más allá, en los límites de la galaxia, ven a un planeta azul que en apariencia es igual al suyo, pero que está poblado por humanos, nombre que reciben las almas de los condenados al Seol.
            A pesar de lo observado a través de ese lente, algunos obstinados continúan afirmando que todo es mentira, que el Seol no existe, y que si llegara a existir no sería un lugar sino más bien un estado de sufrimiento al que llaman Tierra. Cuando les preguntan por qué lo llaman así, no saben qué responder porque esa palabra no significa nada, y no existe ni ha existido jamás en ninguna lengua viva o muerta de los centauritas.


Bradburyano 3
Son los únicos dos planetas habitados en la galaxia, quedan muy cerca, y son iguales en todo excepto porque en uno las gentes están despiertas durante el día y en el otro sólo durante la noche.
            Nadie trabaja pues desde hace siglos tienen resueltas sus necesidades. Los habitantes de uno y otro planeta pasan sus horas de vigilia pegados a un telescopio, observando dormir a sus vecinos.
            Sin que nadie pueda explicar muy bien por qué, es una verdad pública e irrefutable que los habitantes del otro planeta son más felices. Los nocturnos envidian el sueño de los diurnos, y viceversa.
            Se dice que la peste de suicidios comenzó en el planeta de los diurnos, pero no hay nada que lo pruebe. Lo cierto es que en menos de tres semanas de esos planetas gemelos sólo quedó la carcasa y desde entonces deambulan por el Universo, iguales a los demás, buques fantasmas habitados por la soledad y el vacío.

 
http://castilloq.blogspot.com.co/


Bradburyano 4
Y los congregó en el lugar que en hebreo es llamado Armagedón.

Apocalipsis, 16:16

Los escombros del holocausto llegaron hasta un lejano planeta habitado por seres pacíficos y felices, que todos los días celebraban la vida. Una tormenta de fuego cruzó el firmamento y millones de pequeñas rocas encendidas sustituyeron a la noche.
—Los dioses se muestran —dijo un anciano de orejas peludas como las de un gato.
—Es el primer día de la cosecha —gritó una joven de ojos rojos y piel abrillantada.
Y sin ninguna otra señal dieron inicio a la fiesta: bailaron, bebieron, se desnudaron y se amaron sobre una hierba que parecía el lecho laborioso de un río, en largas y animadas avenidas, en mares de arena lívida, sobre láminas de oro puro, en relucientes playas de mercurio… Se entregaron a su alegre desenfreno hasta que el primero de sus cuatro soles les indicó que había amanecido.
Allá lejos, en el cielo infinito que aquellos venturosos seres no alcanzan a mirar, quedó el espacio vacío que antes ocupaba un pequeño planeta azul habitado por revoltosos, raza maldita de la que nadie en todo el Universo recuerda el nombre.


Bogotana
Pasaste a mi lado, sin mirarme. Pedí entonces al Procurador de la Corte del Diablo que te destituyera, que te inhabilitara por mil años para que ya no pudieras ser la dueña absoluta de mi corazón. Y lo hizo, pero no ha servido de nada.


Bogotana 2
Después de años de peleas y berrinches, al fin hicimos la paz. Tuvimos, claro, un periodo de conversaciones y acuerdos con el aleteo del mar de fondo. Todo salió muy bien. Para celebrarlo brindamos con una botella de buen vino y entre copa y copa el asunto se fue calentando: lo hicimos en la sala, en la cocina, en la ducha, hasta que el amanecer nos sorprendió en el lecho de nuestras disputas, muertos.

Bogotana 3
Después del acuerdo de paz, como era previsible, nos dedicamos a la inserción y la reinserción. La noche y su travesía han sido testigos. Estamos felices; un poco cansados pero felices.

Cruz de Boyacá
La sociedad en pleno representada por las autoridades civiles, militares, eclesiásticas, académicas y culturales en un multitudinario acto protocolario le colgó otra cruz al cuello, pero la Vaca Sagrada hizo caso omiso a aquella señal y siguió viviendo.


Redescubrimiento
Después de navegar durante muchos años por el triste mar del olvido, por fin Cristóbal Colón arribó a tierra. No era una fértil y exuberante isla tropical como él la había imaginado, sino una planicie fría y estéril, casi desértica, en donde soplaban vientos de maldición. Tampoco lo aguardaban morenas de senos y caderas generosas, como su ayuno de marinero le había hecho soñar, sino unos indiecitos enruanados que lo miraban con desconfianza.
Apoyado en su férrea voluntad, el Almirante no se dejó amilanar y bajó de la carabela, se hincó con devoción y besó aquel suelo arcilloso.
En nombre de Dios y de mi Reina, tomo posesión de esta tierra dijo, y ya se disponía a desembarcar los trebejos de la Conquista, cuando uno de los nativos se le acercó, lo felicitó por su nueva propiedad, le mostró sus credenciales de Recaudador del Impuesto Predial y le extendió una factura.
Y para pagar la cuenta al Descubridor no le alcanzaron los espejos y demás bisutería que transportaba, y tuvo que vender los arcabuces, empeñar las carabelas y emplearse como mejor pudo para sobrellevar su condenada suerte de propietario.

 
https://theportalist.com/the-chilling-true-story-behind-the-pied-piper-of-hamelin



Hamelin
Para terminar con la plaga de ratas que desde hacía décadas invadía la región, las autoridades cotizaron los servicios de varias empresas especializadas en exterminio, llegando a la conclusión de que les salía mucho más barato si contrataban al Flautista de Hamelin, y eso hicieron.
El músico exigió contrato por escrito y un anticipo, a lo que accedieron los gobernantes pues dicha limpieza les iba a garantizar el éxito en su próxima campaña electoral.
Hechos los arreglos, el Flautista comenzó a tocar y la música que salió de su caña encantó a las ratas que atontadas siguieron al músico. El hilo melódico trazó un camino hacia la parte honda del río, y el sol de la tarde iluminó la mortandad de aquellos animales.
Junto con las ratas se ahogó también el Gobernador y todo su gabinete, los Diputados, el Tesorero, el Procurador y otros servidores públicos quienes no pudieron resistir el influjo de la música, y también se lanzaron al río.

  

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