POEMAS DE EDUARDO LIZALDE
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Al final fuente de la imagen (1) |
en la cantina
-dijo el poeta inédito
levantando
su primera cuba libre de ron blanco.
Y prosiguió con enjundia:
todos somos Ulises
que retorna a su jónica gran
isla
y a la barra pletórica de
etílicas
promesas
mirando de reojo a la cajera
Penélope,
que borda en los descansos.
Y aparte –dijo el aeda,
Ya entrando en
la
tercera ronda:
no soñamos tan sólo en la
grandeza,
aquí crecemos, acendramos
el genio,
sentimos los efluvios vibrantes
de
egregios parroquianos desaparecidos
y a las musas propicias convocamos
Imaginé
esa red de tigres, ese caliente laberinto de tigres, dando horror a los prados
y a los rebaños para conservar un dibujo.
Borges, La escritura de Dios
LEER al tigre como Champollion
Hizo lectura de la piedra
Rosetta,
sería leer el Universo,
conocer la clave, la lengua de
las lenguas.
Borges lo presintió: la clave
está en el tigre,
e imaginó a su Dios confiando a
la piel viva
de los jaguares la sentencia
mágica,
porque el tigre es eterno, y
siempre el mismo
nunca las montañas, los astros y
los ríos,
que cambian y se desfiguran bajo
el soplo
del tiempo. El tigre es roca
firme,
y en él ensaya Dios su cálamo de
hierro.
Como temían los brujos y los
ecologistas
sería también la muerte del Dios
y su palabra,
regreso al caos la muerte de los
tigres.
Pero Dios nunca muere, se dice
en nuestros himnos,
y no ha de morir nunca su
salvaje criatura
manuscrita, herrada por su mano
y su buril,
para que fuera escudo, cofre,
enarma y filo indestructibles.
EL GALLO
Canta, pasea,
goza de las gallinas,
pica maíz sabroso, canta y
pasea.
Y como no lo meten a la olla,
por duro, por calloso y por
prolífico
-también por cantador, bueno es
decirlo-,
se pone a leer textos
de marxismo-leninismo
para agitar el gallinero.
DICEN QUE EL AMOR EMBELLECE
Y
es cierto:
yo la vi embellecer contra mi vida
y no logré nunca volverla menos joven
ni menos bella en mi favor.
El amor embellece
y nadie lo detiene, en esos casos.
Yo la vi embellecer,
yo la vi embellecer contra mi vida
y no logré nunca volverla menos joven
ni menos bella en mi favor.
El amor embellece
y nadie lo detiene, en esos casos.
Yo la vi embellecer,
con
mala envidia,
sin pizca de literatura:
La vi afinar el testo marfilino
de su fisonomía,
vi andar la primavera por su piel
en dos semanas -y era enero-;
vi sus senos medianos florecer,
los troncos de sus muslos redondear,
su pelo en sedas de ceñida flama
sin pizca de literatura:
La vi afinar el testo marfilino
de su fisonomía,
vi andar la primavera por su piel
en dos semanas -y era enero-;
vi sus senos medianos florecer,
los troncos de sus muslos redondear,
su pelo en sedas de ceñida flama
desplegarse;
vi la vida crecer en torno suyo
como en un invernadero de carnes opulentas
y florales,
y vi de cerca, junto a sus mejillas,
que el vello como trigo pequeñísimo
vi la vida crecer en torno suyo
como en un invernadero de carnes opulentas
y florales,
y vi de cerca, junto a sus mejillas,
que el vello como trigo pequeñísimo
se
doraba
al sol y al viento de otros dedos.
En algo han de tener razón los religiosos:
¿cómo tanta belleza en esos montes
al sol y al viento de otros dedos.
En algo han de tener razón los religiosos:
¿cómo tanta belleza en esos montes
y
cascadas?
¿Quién ama el mundo
cuando logra ser bello?
¿Quién ama el mundo
cuando logra ser bello?
BELLÍSIMA
Y si uno de esos
ángeles
me estrechara de pronto sobre su corazón,
yo sucumbiría ahogado por su existencia
más poderosa.
Rilke
Óigame usted, bellísima,
no soporto su amor.
Míreme, observe de qué modo
su amor daña y destruye.
Si fuera usted un poco menos bella,
si tuviera un defecto en algún sitio,
un dedo mutilado y evidente,
alguna cosa ríspida en la voz,
una pequeña cicatriz junto a esos labios
de fruta en movimiento,
una peca en el alma,
una mala pincelada imperceptible
en la sonrisa...
yo podría tolerarla.
Pero su cruel belleza es implacable,
bellísima;
no hay una fronda de reposo
para su hiriente luz
de estrella en permanente fuga
y desespera comprender
que aun la mutilación la haría más bella,
como a ciertas estatuas.
me estrechara de pronto sobre su corazón,
yo sucumbiría ahogado por su existencia
más poderosa.
Rilke
Óigame usted, bellísima,
no soporto su amor.
Míreme, observe de qué modo
su amor daña y destruye.
Si fuera usted un poco menos bella,
si tuviera un defecto en algún sitio,
un dedo mutilado y evidente,
alguna cosa ríspida en la voz,
una pequeña cicatriz junto a esos labios
de fruta en movimiento,
una peca en el alma,
una mala pincelada imperceptible
en la sonrisa...
yo podría tolerarla.
Pero su cruel belleza es implacable,
bellísima;
no hay una fronda de reposo
para su hiriente luz
de estrella en permanente fuga
y desespera comprender
que aun la mutilación la haría más bella,
como a ciertas estatuas.
ATENCIÓN ACTIVISTAS
El
principal deber
de
un revolucionario
es
impedir que las revoluciones
lleguen
a ser como son.
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Imagen tomada de http://conexion20.editorialaces.com/tigres-salvajes/tigre-04/ |
EL TIGRE
Hay
un tigre en la casa
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.
Suele crecer de noche:
coloca su cabeza de tiranosaurio
en una cama
y el hocico le cuelga
más allá de las colchas.
Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,
de muro a muro,
y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,
como a través de un túnel
de lodo y miel.
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.
Suele crecer de noche:
coloca su cabeza de tiranosaurio
en una cama
y el hocico le cuelga
más allá de las colchas.
Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,
de muro a muro,
y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,
como a través de un túnel
de lodo y miel.
No miro nunca la colmena solar,
los renegridos panales del crimen
de sus ojos,
los crisoles de saliva emponzoñada
de sus fauces.
Ni siquiera lo huelo,
para que no me mate.
Pero sé claramente
que hay un inmenso tigre encerrado
en todo esto.
1. Imagen tomada de http://semanal.jornada.com.mx/ultimas/2017/07/30/eduardo-lizalde-o-la-multiplicacion-de-los-tigres-jornada-semanal
Excelente llamado de la poesía a la belleza, a lo grandioso y a la revolución.
ResponderEliminarGracias maestro Víctor por su comentario... porque la poesía es el ungüento para la historia de lo que hemos sido hasta el momento...
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