ENTRE LA BARBARIE Y EL OLVIDO: RÉQUIEM POR UN MAESTRO

Hace 76 años, el 9 de agosto, se dio el ataque con la bomba atómica sobre Nagasaki; a las 11:02 de la mañana, el bombardero Bockscar arrojó sobre esta ciudad la bomba llamada Fat Man, y por segunda vez, Japón soportaba lo insoportable, el infierno del apocalipsis arrasando con personas indefensas, a merced de la estupidez humana y sus ganas de demostrar su poder. Tres días antes, el 6 de agosto, a las 8: 15 de la mañana, el bombardero Enola Gay arrojaba sobre Hiroshima la bomba Little Boy.  Se dice que murieron en total unas 210 mil personas; se dice que los sobrevivientes tuvieron que cargar con el rechazo y el estigma por sobrevivir; se dice que los dolores de la enfermedad atómica, en sus diversas forma de cáncer, alargaron los efectos de los demenciales ataques con armas nucleares... Se dice que es una lección que no se aprende porque todavía hay personas que descreen de los efectos de la guerra. Es por esta razón que compartimos una reflexión a partir de la vida de Takashi Nagai, un médico profesor que dedicó los últimos días de su vida a enaltecer esas dos profesiones. Compartan si pueden.


ENTRE LA BARBARIE Y EL OLVIDO: 

RÉQUIEM POR UN MAESTRO


Por Miyer Pineda

Imagen tomada de
https://solidaridad.net/a-los-75-anos-de-la-bomba-atomica-testimonio-del-doctor-nagai-takashi/

 

Takashi Nagai era profesor en la Facultad de Medicina de Nagasaki y murió a los 43 años de edad, de lo que se conocería como la enfermedad atómica, es decir, de las secuelas que dejó la explosión de la bomba atómica arrojada por los Estados Unidos sobre esa ciudad, el 9 de agosto de 1945. El profesor Nagai cuenta:

“Inmediatamente después de la explosión de la bomba, los que aún podían moverse formaron dos grupos: el de los que se quedaron allí donde les había sorprendido la deflagración y el de los que emprendieron al punto la huida […] Yo estaba herido y perdía mucha sangre. Durante unos segundos perdí el conocimiento. Cuando volví en mí, me vi tumbado en la hierba, bajo el agitado torbellino de la nube atómica […] Mi querida facultad, con todos sus estudiantes por los que yo sentía tan vivo afecto, desapareció en medio de las llamas, ante mis ojos, en pocos segundos. Mi mujer no era más que un montoncito de huesos carbonizados que fui recogiendo uno a uno entre las ruinas de la casa. Todos juntos no pesaban más que un simple paquete postal.”[1]

Mientras el profesor Nagai caminaba padeciendo un dolor terrible, iba encontrando los cuerpos de enfermeras y de estudiantes malheridos; se había salvado de manera milagrosa y ahora llevaba a los sobrevivientes lejos del fuego de ese infierno provocado por el hombre y una de sus más fervientes obsesiones, hacer la guerra para destruir al prójimo y, por qué no, enriquecerse.

El profesor Nagai vio el infierno de cerca y quizás por eso intentó hacer lo que pudo por aliviar el dolor de muchos de los habitantes de su ciudad, como lo indicaban su fe y la esencia de su profesión.

Bautizó su casa como quien bautiza a un perro que será parte de su vida, y le puso el hermoso nombre de “como a ti mismo”, siguiendo el precepto de Sócrates, y aplicando en su vida el desafío de Cristo –ese otro Maestro- quien intenta hacernos comprender que de lo que se trata la cuestión es de amar a los enemigos, proponiendo humanización y madurez a la hora de enfrentar al opositor.

“Nunca antes había sentido tan dolorosamente mi vocación de hombre de ciencia. Apoyándome en un bastón, con el cuerpo cubierto de heridas que entorpecían mis movimientos, me puse, a costa de grandes esfuerzos, a escalar montañas y a atravesar ríos durante dos meses, para visitar a mis pacientes”[2].

Y así lo hizo hasta que la enfermedad terminó postrándolo; entonces se dedicó a escribir todo lo que vio y sintió, de manera que el mundo jamás olvidara lo que significa una guerra, y mejor aún, lo que significa la ciencia al servicio de una guerra.

Pero la gente olvida porque frente a las catástrofes humanas el olvido actúa como una peste. El profesor Nagai intentó enseñar desde su experiencia (porque eso es lo que hacemos los maestros: transmitir experiencia a los que no la tienen), que existe una relación entre el olvido y la barbarie, y entre la memoria y la venganza.

La experiencia de Nagai en el fondo es la comprensión de la función de la memoria en una sociedad que necesita en-rutar su camino después de la catástrofe; la memoria sirve de ungüento a la historia, y es un proceso de auto comprensión para asumir el pasado como una lección en manos del presente para vislumbrar el futuro.

Nagai era un Maestro de verdad. Llevó la razón de ser de la Escuela al mundo de la acción, al mundo real. Comprendió que su saber tenía que dirigirse a solucionar los problemas de su espacio vital, hasta que se le fueran las energías, y cuando se le fueron, se dedicó a escribir, a analizar su cuerpo, a pensar para señalar la peligrosa relación que existe entre estupidez y olvido.

Nagai volvió a dar clases en la Facultad hasta que sus fuerzas se lo permitieron y terminó postrado en una cama, porque sabía que el aula es el sitio en el que se debe establecer el diálogo sobre lo humano frente a las inclemencias de los cómplices de la muerte: el olvido, la indiferencia y el silencio. Tenía la esperanza de que una vez finalizado el diálogo en el aula, entonces ese sentido quizás pudiera salir a la calle con imaginación a recorrer el mundo para dignificarlo, así debiera salir con bastón como le tocó a él.

En alguna ocasión al desarrollar una clase sobre Nagai, uno de mis estudiantes me preguntó sobre la lógica necesidad de la venganza, es decir, sobre la rabia e impotencia que debió sentir Nagai frente a Truman y los Estados Unidos.  Me gusta pensar, -y eso le respondí a mis estudiantes- que, en sus clases, el gran Maestro Nagai dedicaba algunos minutos a dialogar sobre las posibilidades de la paz y del perdón.

Entonces les recordé el nombre con el que bautizó a su casa, “como a ti mismo”, y a partir de ahí replanteamos el mensaje de Cristo frente al enemigo, y conversamos sobre las posibilidades del perdón y del cese de la guerra: al menos una familia que no sufra la pérdida de un ser querido en los enfrentamientos, justificaría el apoyo a un proceso de paz. Finalmente reflexionamos sobre las palabras de Nagai:

“Me gustaría que comprendieran mi deseo de paz y mi deseo de la paz duradera que surge del amor al prójimo, y que los aplicasen en sus vidas”.

Y estas palabras las pronunció un hombre que vio la muerte a los ojos, y que tuvo que recoger los huesos carbonizados de su esposa, de sus familiares, de sus estudiantes y de sus vecinos.

Nagai fue un hombre que encarnó el dolor pero que aun así intentó hacer algo por su pueblo en lugar de seguir el camino de la rabia que lo hubiera llevado a apoyar la muerte para que otros sintieran su mutilación. Su ejemplo sería ridiculizado en un país como Colombia, tan indiferente al dolor de los demás, y con habitantes tan proclives a contagiar el síndrome de la venganza y del fanatismo de la guerra: producen votos y dinero.  

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, visitó Hiroshima este año. No pidió perdón por las víctimas. Sin embargo, no deja de ser simbólico que un afroamericano y premio nobel de la paz, reconozca de esta manera la estupidez infinita de la que hablaba Einstein a propósito del uso de la bomba atómica.

Para terminar, qué tal si cedemos al reconocimiento de la infamia con un mini-cuento del Maestro Guillermo Velásquez Forero?

 

El caballo de Hiroshima


“Un caballo malherido llamaba a todas las puertas”

García Lorca

Después de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima, un caballo desollado y ciego, vagando a tientas por entre los escombros, llegó al infierno y con un casco tocó en el portón. Por el postigo apareció una de las tres cabezas de Cancerbero y con voz ardiente y cavernosa le dijo:

-Aquí no se permite la entrada a los animales, este lugar está destinado exclusivamente a los hombres.

-Precisamente –replicó el caballo- vengo en busca de un hombre.

-Y ¿Quién es ese hombre? –preguntó Cancerbero-.

-Harry S. Truman.

-Lo siento –concluyó el guardián infernal-, pues ese hombre no se encuentra aquí porque liquidó su sociedad con el demonio y montó infierno aparte.

Guillermo Velásquez Forero

Tomado del libro Luz de fuga (1996).

 

[1] La carta de Nagasaki puede leerse en: mnemosinesantoto.blogspot.com.co/2016/06/carta-de-nagasaki.html

[2] La carta de Nagasaki puede leerse en: mnemosinesantoto.blogspot.com.co/2016/06/carta-de-nagasaki.html

 


Comentarios

  1. ENTRE LA BARBARIE Y EL OLVIDO: RÉQUEM POR UN MAESTRO
    Empiezo a leer y me doy de cuenta que este escrito y entrada nos va mostrando diferentes
    cosas, como es el conocimiento de un profesor frente a un tema como lo es una guerra, la
    manera de abordar y entender algo que vivió un escritor en vida real y hacerlo reflejar en
    un escrito para que alguna persona que lo lea, también lo entienda y pueda asimilar las
    consecuencias que deja una guerra, que deja la venganza y el odio, que de cierta manera
    va consumiendo a las personas día tras día. Enfocándonos más en el escrito, puedo decir
    que algunas personas nacen con la vocación y la desarrollan como profesión, esto lo digo
    ya que, al leer cada párrafo, voy entiendo que Takashi Nagai nació con la vocación de ser
    maestro, científico y escritor, solo por el simple hecho de transmitir su conocimiento y ayuda
    a los demás. El vivir una guerra y contar lo que vivió, es de mucha admiración, ya que lo
    primero que a uno se le viene a la mente es la venganza por hacer el mal. Bueno pues es
    de admirar, porque él no asumió vengarse, sino que, quiso reflejar lo vivido en “escritos”
    por llamarlo así, para que otras personas que hayan vivido o estén viviendo con venganza,
    puedan dejarla y avanzar hacia el perdón de cosas que ya no se pueden reparar, debemos
    de entender que nosotros somos la especie mas peligrosa que ha existido, porque nuestros
    mismos avances científicos los utilizamos para matarnos con otros y no fijarnos en las 3
    personas. Me gusta que haya este tipo de páginas, escritos y personas que escriban y
    compartan sus opiniones con los lectores, porque cada lector puede entender diferente
    tema con algo especifico que tiene cada entrada…por último quiero resaltar algo de esta
    entrada y es el minicuento del Maestro Guillermo Velásquez Forero, de como hace
    referencia a la maldad que lleva cada persona en su ser.

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    1. Mientras mis ojos se paseaban por cada palabra de este relato, pasaban muchas cosas por mi cabeza, como la simplicidad con la que este tipo de temas fueron tratados durante toda mi formación, tanto académica como personal, y es esta una de las cosas que para mi generan lo que mencionaba el autor, la burla constante a los pensamientos que buscan la mejor situación para todos en países como Colombia, y lo bien visto que esta el abusar y fardar del poder o ventajas que se tienen frente a los demás. A la vez todo esto me resulta irónico e incoherente, como una sociedad que ha sido marcada tan drásticamente por los principios de la religión católica la cual predica de tan arraigada manera el “amor al prójimo” y la promoción de los buenos actos a favor del bienestar de la comunidad, resulta premiando la avaricia, el abuso, y la denigración de todos aquellos que deberíamos considerar como iguales. Tan al punto de ser mas importante para uno muchacho de 10 a 12 años saber la fecha de los bombardeos, del holocausto, y diferentes declaraciones de independencia, para un examen que debe aprobar y que sus padres le digan que se sientes “orgullosos” de él, cuando realmente se debería enfocar su aprendizaje a entender todos los hechos y las cosas que desataron todos estos hechos en los que se perdieron vidas, sueños, y lazos sentimentales por la injusticia y abuso de; en la mayoría de casos, un grupo que era el que contaba con más posibilidades y más prestigio, por lo cual podrían imponer sus intereses y pensamientos por encimas de los demás. Todo esto viene a la poca importancia que se le da la frívola y cruel sociedad que estamos criando y educando, la misma que se encargara de nuestra propia existencia y todo aquello que hemos “logrado”.

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  2. Cuando empese a leer me di cuenta que este artículo de entrada nos muestran diferentes
    cosas, como el conocimiento de un maestro ante un tema de la guerra que él vivió, aproximaciones para acercarse y comprender las cosas que viven las personas en la guerra y lo que los escritores también viven, y hacernos reflexionar sobre las secuelas de la guerra, dejando la venganza y el odio, de alguna manera consume a la gente día tras día. Leyendo cada párrafo, entendí que Takashi Nagai nació para ser profesor, científico y escritor, solo para transmitir sus conocimientos y ayudar con este simple hecho. Es muy admirable pasar por una guerra y contar su historia, porque no cualquier persona puede superar los traumas que dejan la guerra.

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  3. Cuando empese a leer me di cuenta que este artículo de entrada nos muestran diferentes
    cosas, como el conocimiento de un maestro ante un tema de la guerra que él vivió, aproximaciones para acercarse y comprender las cosas que viven las personas en la guerra y lo que los escritores también viven, y hacernos reflexionar sobre las secuelas de la guerra, dejando la venganza y el odio, de alguna manera consume a la gente día tras día. Leyendo cada párrafo, entendí que Takashi Nagai nació para ser profesor, científico y escritor, solo para transmitir sus conocimientos y ayudar con este simple hecho. Es muy admirable pasar por una guerra y contar su historia, porque no cualquier persona puede superar los traumas que dejan la guerra.

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  4. ENTRE LA BARBARIE Y EL OLVIDO: REQUIEM POR UN MAESTRO
    La bomba nuclear que fue lanzada en el interior de Nagasaki, fue un acto que marcó totalmente la historia del mundo. Al mismo tiempo, poder contar con la experiencia de una persona que sufrió en "carne viva" las consecuencias que tuvo esta bomba en su vida, es algo muy valioso para la humanidad, porque nos demuestra que un conflicto como el que sucedio en dicha ciudad, no puede volver a suceder nunca más. Esto nos da a entender, que debemos primero pensar muy bien sobre los actos que vamos a cometer, puesto que algo que hagamos impulsivamente puede llegar a dañar o a destruir totalmente la vida de personas inocentes.Finalmente, el parrafo del caballo de Hiroshima me llevó a una conclusión: "Hay personas tan malas, que el infierno no es algo que les puede afectar, ya que son los creadores de su propio infierno".

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  5. Este texto es muy conmovedor ya que nos demuestra cómo a pesar de la maldad, sevicia y obsesión por hacer la guerra para destruir al prójimo que pueden tener algunas personas, hay otras que sí saben el significado de ser humano como Takashi Nagai, quien a pesar de que vio el infierno de cerca y lo perdió, intentó hacer todo lo posible por aliviar el dolor de otros y volver a dar clases. Los colombianos deberíamos seguir este ejemplo, comprendiendo que la paz como nos decía Nagai surge del amor al prójimo. También debemos re enrutar nuestro camino, dejando atrás tanta violencia, reflexionando sobre nuestro pasado para tener un mejor presente y futuro.

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