POEMAS DE ÁLVARO NEIL FRANCO ZAMBRANO
Si hay un poeta poderoso en estas tierras es Álvaro Neil Franco. Ese equilibrio entre sencillez y profundidad es una lección para los "poetas" de hoy en día que viven como sanguijuelas de la cultura, la rosca y el marketing. Aquí los poemas que más me gustan incluyendo un homenaje al gran Nairo Quintana. Rotarlo a ver si le llega a los caminos que recorra ese Quijote boyacense en su Rocín de metal y viento.
Miyer Pineda
El poeta en su casa. Al fondo ese patio inmortal cuya cerca es el río y la resaca. Álvaro Neil y Miyer Pineda. (Foto Miyer Pineda) |
LA GAMBETA DEL MANÉ GARRINCHA O POEMA PARA EL
PÁJARO MÁS VELOZ DEL FÚTBOL
“Yo vivo la vida, la vida no me vive a mí”.
Manoel dos Santos, Garrincha
Con la
pierna derecha
viajando
en las nubes de la gloria
y la
izquierda repartida
entre el
corazón de la gente
la
gambeta de Garrincha va
como una
garota bailando el carnaval
vestida
con la media luz de su barrio
sortea
la ilusión que se asoma
en la
sonrisa desdentada de los charcos
baja
hasta los cabarés
donde la
negrura salvaje
que
alberga la voz de Elza Soares
protege
los malandros
gira en
Pan de Azúcar y en el Corcovado
se
extiende en la bahía de Guanabara
y en la
arena infinita
que
inspira el oleaje
de las
muchachas de Ipanema
(Reina
de Copacabana
coronada
por la espuma
que
corre en los recuerdos
de los
torcedores)
Madura
estrellas
en las
conversaciones de cachaza
que le
dejaron los amigos
YO TAMBIÉN SUBÍ A LOS PAYOS NAIRO QUINTANA
Que te
llenas el corazón de pájaros
para
trepar hasta las lágrimas
y
calientas los sueños
con una
flor morada y amarilla
donde
cabalgan las manos de tus padres
tú que
enamoras montañas
con la
danza de tus pedales
y
abrazas con tu paso
los
muñecos de nieve
y le
sonríes al sol rojo
que
juega con los árboles
que
nunca has dejado atrás
la
corona de frailejones
con que
adoras
las
nubes que atraviesan
el cielo
de los páramos
que
siempre llevas contigo
los
jardines colgantes
y una
virgen morena
donde
brilla la gloria
de los
escarabajos.
A LA ORILLA DE TUS PALABRAS
Yo soy mi río, mi claro río que pasa
a tumbos en las piedras.
Eugenio Montejo
Somos un
mismo olor
La
guayaba floreciendo en la infancia
Una
misma agua
El
Moniquirá desembocando en el Suárez
Sólo que
habitamos orillas diferentes
Desde la
mía
tu
cabello siempre será un relámpago
tu
mirada un rayo que no acaba
y yo un
niño que te arroja piedritas
para que
no se apague el brillo de tus palabras
Tus
palabras que llegan a mis días
como
peces abismados de luminosidad
como
anzuelos
donde
empiezo a morir por el silencio
como
espuma que navega
por esta
soledad de arena
como un tsunami
donde
únicamente sobreviven
las
leyendas de los pescadores
como un
oleaje de asombro
que
resucita de burbujas
la lama
de mis pensamientos
como un
remolino de desesperación
que me
arrastra por camas de hojas
donde
recuerdo tu cuerpo
que
todavía no conozco
Tú decides
cuando puedo
acampar
en tu vida.
ROLLING STONES
Con las piedras arrojadas
contra mí
he construido los muros
de mi casa.
Anise Koltz
¿Qué
parte de la casa son las piedras que sostienen las puertas?, ¿El aire que no
deja caer el andamio de las conversaciones?, ¿El instante en que la puerta
sueña con volverse ventana?, ¿Polvo que se apea de los caminos para sumarse a
nuestro polvo?, ¿Lomo azul que los niños acarician, para apaciguar el agujero
que devora los días?, ¿Memoria que extraña los caballos que se fueron a viajar
en la sábila? ¿Lunas del otro lado a las que los perros no dejan de batirle la
cola?, ¿Celacantos danzando un traje de luces que sale bien con el silencio?,
¿Sueños redondos que sueñan eternamente en los linderos donde vive la muerte?
¡Con todo lo que son y nunca aparecen en las fotografías!
CARTA AL PADRE I
Hace
pocos días papá cumplió años
todavía
conserva esa mirada
que
huele el latido del plátano Tocaimero
y la
yuca Sata
Casi
siempre sale al patio
en sus
calzoncillos de color ahuyama
a darle
los buenos días a los gallos de pelea
Aprendió
a leer vendiendo periódico
y
matemáticas contando las estrellas
tartamudea
pero no se le olvida
No es
conocedor de Nietzsche ni de Spinoza
pero sí
de sí mismo y del atardecer constante
cuando los
cangrejos regresan a su piedra
-utopía
de los alquimistas-
Me
fascina su mercado de pulgas
cada vez
que se emborracha
la
escopeta de fisto que a veces acaricia
como lo
haría un niño
No
considero necesario decir
que
lleva el pelo largo a las peluquerías
Le dicen
“El Cenizo”
Leo es
su signo zodiacal
y su
número de suerte el 39
Papá no
medita ni contempla el sol
está
hecho de él
Después
de tantas calles
se queda
con la calle del barrio
porque
le conoció la infancia.
CARTA
AL PADRE II
Calzarme
las alpargatas
o
simplemente con los pies descalzos
ir por
los caminos de herradura
a dejar
la nasa en el pozo de siempre
para
espinarles el alma a los nicuros
o
voltearles con cebolla y tomate
la
piedra a los cangrejos
Celebrar
mientras regreso
el barro
que trepa por mis zancas
el
alumbrado público del girasol
la
rocola empolvada
donde
habita el grillo y la rana
que no
me canso de pedir
mientras
me pongo la luna en los labios
y bebo
este café
humeante de estrellas
que
prepara la abuela.
COMPLEMENTOS ERÓTICOS DE LA K
Para tus
grandes senos blancos
mis pequeñas manos móviles
para tus sueños sin ropa
la gallardía de mi triste figura
y el yelmo de Mambrino
para tu madreperla
soy Francis Drake
Barba Roja afeitado
(cuestiones de la estética )
para el alto relieve de tu espalda
a Cristóbal Colón
le faltaron 500 años
Agustín Codazzi
se quemó con el cabo de la vela
y ya no quiso continuar
así que…
sus trazos geográficos
quedaron en mis manos
yo aún
conservo los mapas.
mis pequeñas manos móviles
para tus sueños sin ropa
la gallardía de mi triste figura
y el yelmo de Mambrino
para tu madreperla
soy Francis Drake
Barba Roja afeitado
(cuestiones de la estética )
para el alto relieve de tu espalda
a Cristóbal Colón
le faltaron 500 años
Agustín Codazzi
se quemó con el cabo de la vela
y ya no quiso continuar
así que…
sus trazos geográficos
quedaron en mis manos
yo aún
conservo los mapas.
UNA CARTA A ISABEL
Querida
hija:
Por acá
la casa sigue echando de menos
el olor
a eucalipto de tus sahumerios
Continúa
siendo agradable departir contigo
el tinto
con limonero sin azúcar en la madrugada
Las
calles de pueblo de mis pies
te
mandan la bendición y los buenos días
como
siempre
Te recuerdo
saliendo adelante
cuando
fuiste a la quiebra con tu venta de helados
Mientras
en los amagos de lluvia recolecto la ropa
las
hormigas rehacen el viaje de tus manos
en el
mesón de la cocina
Los
nietos que no tengo
se la
pasan jugando a las escondidas
en el
arco iris de los roperos
De vez
en cuando llega
hasta la
estación otoñal de los botones
cargada
con bultos de maíz
la
plancha de carbón
Aún
luzco con pantalones bota de campana
(en
Dacrón peso de pluma)
la
figura en blanco y negro del portarretratos
Quizás
me alcance la vida
para
darle la vuelta al mundo
en la
máquina superior de moler
De tu
papá te cuento
que no
deja el sombrero
ni la
mandarina Arrayana
y que
todavía le habla a las gallinas
Desde
que te fuiste
poco a
poco
nos
hemos ido
quedando
sin ventanas.
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