¿Alternamos responsabilidades?


En medio de esta vergonzosa realidad en la que pareciera que nuestros impuestos también sirven para pagarle a "sicarios" -como lo señala Félix de Bedout el domingo en Los Danieles-, mientras le sirven a esa élite que ha deshumanizado a decenas de millones de colombianos, viene bien conversar sobre el oasis que es la educación, antes de que terminen de contagiarlo con esos niveles de mediocridad y de perversidad tan aberrante que se impone de manera lamentable. En ese proceso de deshumanización se comprende que a ellos no les interese el hambre, la pobreza, el sufrimiento, los abusos, las torturas, los contagios o las masacres... a ellos les importa únicamente sacar plata de lo que sea, así sea de la muerte, y por eso hunden a todo el mundo menos a sus más files servidores a quienes uniforman para poderlos diferenciar: otros pobres a quienes reclutan para matar a los demás pobres que no pueden ser reclutados y que deben estar condenados a brindar solo su fuerza de trabajo, y a parir más esclavos para cuando ya no resistan más su padres... Qué tristeza de país tan indolente; por eso les estorba una buena educación, o los buenos docentes; la educación humaniza y eso va en contravía de su proyecto de país en donde nadie piense, ni sienta, ni se queje, y adore a quienes viven bien, comen bien, y pueden viajar a vacunarse a Miami como dicen que hicieron esas prohombres y promujeres de la patria este fin de semana, cuyos sueldos ya pasan de manera descarada los 33 millones de pesos mensuales, mientras la pobreza ya llega a la mitad de la población del país con una clase media que se sostiene de milagro... Por eso es bueno darle la palabra a una maestra preocupada por sus estudiantes... Pasen la voz a ver si llega al lector adecuado y ahí nos vemos.



¿Alternamos responsabilidades?

 

Por María Patricia Carvajal Medina


Docente Institución Educativa San Luis

Duitama


 

Dejarnos perturbar por lo que el Covid–19 nos ha brindado como oportunidad al vivir una experiencia distinta, trayendo novedades en nuestro quehacer y contar una historia que nos lleve a considerar posibilidades, es bien complejo, porque debemos nombrar de alguna manera lo que nos pasa, mucho más cuando el Ministerio de Educación nos lleva a ojo ciego a alternar. Al considerar la palabra alternar, bien podríamos decir que optamos por una cosa, o por otra, o decidir la forma de intercalar entre esta situación o aquella, dependiendo de nuestro estado de ánimo, de nuestras decisiones o de múltiples aspectos que rodean nuestro contexto, pero en éste caso la decisión de regresar a las aulas a costa de la propia vida, no es garantía para la comunidad educativa, ni es decisión nuestra sino únicamente una postura política que se viene tomando en el marco de la pandemia.  

Alternar, como nos lo manifiesta el Ministerio de Educación Nacional, es llevar a los estudiantes a ocupar los pupitres, aulas y salones, patios de recreo, y cómo desde que comenzó ésta emergencia, los docentes estamos al frente de la situación sin garantías válidas de salud, y haciendo lo suficiente para que los niños, niñas y adolescentes avancen en su proceso académico. El afán por habitar los muros que por años confinaron a niños y a niñas junto a sus pensamientos, hoy nos muestra a una clase dirigente que en otros tiempos divulgaba la importancia del compromiso de padres y madres de familia en la educación de sus hijos, y que hoy, expresan su urgencia por el regreso a pesar de las condiciones poco favorables que nos muestra el avance desmedido de la pandemia.




Las aulas de las instituciones educativas que por años fueron escenarios del saber, a cuyas puertas los padres de familia enviaban a sus hijos y en donde nosotros los docentes implementábamos estrategias de enseñanza, atendíamos ritmos de aprendizajes distintos, metodologías diferenciadas, para que los niños niñas y jóvenes aprendieran, de la noche a la mañana, se trasladó a un ambiente en casa con actividad académica planeada por nosotros y la palabra corresponsabilidad tan mencionada en nuestra Constitución Política, se puso a prueba, ya que los padres y madres de familia comprendieron que también eran responsables de la educación, alternándola con nosotros sus docentes, haciéndolos mucho más presentes y siendo testigos de las habilidades de sus hijos e hijas, pero también de aquellas temáticas que representan dificultad para ellos y la impaciencia y el estrés hicieron su aparición. Así que, si hablamos de alternancia, podríamos poner nuestro lente en lo que pasaba antes, cuya responsabilidad recaía en los docentes, y que ahora compartimos con los padres de familia orientados por supuesto por quienes le apostamos a establecer vínculos, no en un aislamiento social tan mencionado por éstos días, sino continuando en contacto desde una geo-referenciación distinta, es decir, cada quién en sus casas.

Hoy se nos restringe el libre tránsito, la circulación humana y la expresión espontánea de nuestras emociones, pero se privilegia el regreso a compartir con los congéneres en una interacción de cuerpos, porque contrario a lo que creemos, sí ha habido interacción con cuerpos distantes mediados por cámaras, audios y otras tecnologías que emergieron, hoy podemos dar cuenta de las condiciones en las que viven nuestros estudiantes porque gracias a ésta forma de trabajo en casa, se nos permitió el ingreso a sus ambientes familiares, lo que demuestra que no hay un aislamiento total, y que si bien es cierto y no cabe duda, el aula es un escenario para el compartir, para la cooperación, para las sonrisas, y para el conflicto, también ha sido un escenario en el cual se ha censurado a quienes por convicción somos críticos, construimos pensamiento y llevamos a cuestionar lo que sucede y sigue  sucedido a lo largo de la historia.

Los tres estamentos que estamos convocados en garantizar el derecho a la educación de nuestra infancia, estamos comprometidos de diferentes maneras; por una parte, los padres de familia se dieron cuenta que no es una tarea sencilla el permanecer con los estudiantes y mantenerlos atentos en la actividad académica; por otro lado, los docentes quienes estuvimos desde el primer momento atendiendo la emergencia con las herramientas y creatividad necesarias aprendiendo a hacer especial el acto de enseñar en el distanciamiento, pero, un tercer agente que es el Estado también se dio cuenta de cuantas falencias existen, y que para poder llevar a los niños a las aulas, argumentaron que era preciso retornar a ellas, para garantizarles su “estado emocional”, dejando en claro que en casa las cosas no iban tan bien, de donde me surge un interrogante:  ¿y volveremos a las instituciones educativas, es decir, a los edificios que a lo ancho y largo del país llevan nombres de próceres, con una infraestructura igual o peor que antes de la pandemia? Nuestra actividad no ha cesado, la de los padres de familia tampoco, lo que si se evidencia es que las moles de ladrillo están frías, por la ausencia de todo el estudiantado y abandonadas de la mirada del Estado.

El Ministerio con afán impulsa la alternancia, es decir que algunos niños asistan a los establecimientos educativos, a ver a sus profes y aprender de ellos, porque a través de la pantalla, aunque se lograron objetivos, no satisfacen los estándares  internacionales y aunque con la interacción cara a cara podemos tener experiencias inimaginables, sonrisas y bombones compartidos, falta más voluntad política para adecuar los recintos en procura de una atención digna de nuestros estudiantes sin poner en riesgo ni sus vidas ni las nuestras.  Considero entonces que las condiciones aún no están dadas para que comencemos a alternar, pues nosotros los docentes debemos dar cuenta del avance tanto de los chicos en casa como los que están en el aula, a pesar de nuestro propio riesgo al hacerlo y como hasta ahora, seguiremos alternando nuestras responsabilidades con padres y madres comprometidas alejados de la mirada indolente del Estado.


Comentarios

  1. Teniendo en cuenta el texto tratado anteriormente, se puede deducir con facilidad cómo los organismos políticos ponen en riesgo las vidas de aquellos a los que por ley deben servir, no obstante, estos individuos tienen el pensamiento erróneo de que. El hecho de poseer muchos bienes y llevar un estilo de vida más privilegiado, les da el derecho de pasar por encima de las personas, abusando de su poder y priorizando su bienestar económico en vez de la vida de estudiantes y docentes en medio de una emergencia sanitaria (COVID-19).

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  2. Cuando la pandemia inició, todos los ámbitos de la vida cambiaron; y por supuesto, la educación no fue la excepción. El inicio de clases en forma virtual fue inesperado e insólito, se tuvo que establecer un nuevo método para seguir con la enseñanza que por tantos años había sido infalible. En consecuencia, fue necesario que no solo docentes sino también los padres de familia tomaran la responsabilidad de la educación de los alumnos; con el objetivo de buscar el mejor método que les hiciera entender las temáticas programadas. Por otro lado, la situación de los colegios no era la mejor. Carecían del equipamiento necesario para satisfacer los parámetros de prevención, como lo son: la distancia entre personas, el lavado de las manos, y la buena higiene de los pupitres; y al no haber garantías de salud para docentes ni estudiantes, se torna en una opción despreciable. A pesar de que la virtualidad no era la mejor forma de aprendizaje, eran más altos los riesgos de contagio si íbamos a alternancia en las condiciones en que se encontraban los colegios. No me parece idóneo que en ese momento el gobierno propusiera regresar a las aulas y continuar como antes si no estaban dispuestos a hacer lo necesario en los establecimientos para prevenir los contagios de la pandemia. Estaríamos arriesgando la vida de docentes, estudiantes y demás por una mala administración del gobierno.

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  3. Teniendo en cuenta el texto tratado anteriormente, se puede deducir con facilidad cómo los organismos políticos ponen en riesgo las vidas de aquellos a los que por ley deben servir, no obstante, estos individuos tienen el pensamiento erróneo de que. El hecho de poseer muchos bienes y llevar un estilo de vida más privilegiado, les da el derecho de pasar por encima de las personas, abusando de su poder y priorizando su bienestar económico en vez de la vida de estudiantes y docentes en medio de una emergencia sanitaria (COVID-19).

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