#NuncaMás



Pocas veces se ven estudiantes con una energía y un compromiso como los de David Fernández. Se ha sumado al colectivo de Mnemósine con una convicción que termina motivando a los demás. Cree en las posibilidades de su futura profesión y se prepara para hacer la diferencia en un campo en el que hay que decirlo, existen muy pocos buenos maestros y docentes. Es egresado del Santoto de Duitama y fue testigo del impacto de una idea que salió de las aulas, con el propósito de hacer pedagogía de la memoria y pedagogía de la paz, y ahora sume el liderazgo de retos que buscan que la comunidad duitamense reflexione un poco sobre la vida del prójimo, en estos tiempos de peste y de religiosidad. Escribió estas palabras como un aperitivo para su presentación el jueves desde las 8 am hasta las 12:00 pm, a través de los canales de Mnemosine Quebec en YouTube y en Facebook Live. Acompáñennos para que aquello del prójimo sea verdadero al menos una vez al año. 


#NuncaMás
 

Por David Fernández
Estudiante de Ciencias Sociales de la UPTC
Representante Estudiantil

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El 9 de abril cada año se conmemora el día de la solidaridad con las víctimas del conflicto armado colombiano; un día que, a causa de una cultura violenta y dividida, ha dejado cifras que nos dejan entrever la magnitud de una guerra que ha sido de larga duración y baja intensidad. Una duración de más de 50 años; una herencia violenta cuyas causas relacionadas con factores internos y externos se extienden incluso hasta la llegada de los españoles.


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El 9 de abril, como ciudadanos, deberíamos dar un paso de solidaridad y empatía; aprender a reconocer desde los diferentes lugares y entornos que componen nuestra geografía nacional, la importancia de recordar y no olvidar aquellas personas y comunidades que han sido víctimas o supervivientes del llamado “conflicto armado colombiano”. El acuerdo de paz en La Habana, entre el gobierno colombiano y la extinta guerrilla de las FARC, hizo que muchos colombianos soñáramos con procesos de transformación políticos; sin embargo, han sido tantas las trabas que se le han puesto a ese proceso, que para muchos esa “violencia” solo se ha transformado y reciclado, como antes lo hicieron otros episodios y etapas que componen nuestra historia patria.



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El 9 de abril de 2019, en la ciudad de Duitama (Boyacá) un estudiante de séptimo semestre de la Licenciatura de Ciencias Sociales de la UPTC-Tunja; perteneciente al semillero de investigación Miradas Sociológicas; quiso unirse a la propuesta del museo de la memoria y su proyecto Mnemosine fundada hace ya 10 años por el docente del área de Sociales Miyer Pineda. Una propuesta de interés actual pero que para muchas personas pasa desapercibido, o permanece fuera del boom noticioso nacional. Allí compartí las cifras que día a día, mes a mes, año tras año, lamentablemente nutren contadores en tiempo real y documentados por organizaciones de DDHH y ONG´s, nacionales o extranjeras, registran, monitorean y denuncian el número de Líderes, lideresas, defensores de DDHH y excombatientes o familiares de excombatientes que poco a poco y uno a uno, siguen siendo asesinados o amenazados en todo el territorio nacional.





Equipado con una tela blanca; imágenes, caricaturas y fotografías de don Temístocles Machado (reconocido líder social de Buenaventura, asesinado en el 2018), titulares de noticias y cifras con datos estadísticos sobre el tema; expuestos sobre un globo negro (símbolo de una bomba de tiempo) y una lápida en cartón en el cual se encuentra una lista de los lideres asesinados en el país entre noviembre de 2016 y julio de 2018 (registrados en el MOVICE). Ese estudiante se dispuso a lo largo de la mañana de ese martes, a contarle a la ciudadanía duitamense, la situación actual que viven estas personas que para muchos son solo números pero que en sus comunidades tienen rostro, proyectos, trabajos comunitarios y una humanidad que les fue arrebatada por aquellos que la paz les quita su medio de subsistencia y un sentido erróneo de existir.
(Foto 2)
Una propuesta que nació por medio de un trabajo de conciencia colectiva y difusión alternativa del pensamiento crítico, gracias a la prensa comunitaria que trata de sobrevivir en las cada vez más censuradas redes sociales con páginas como: La Mochila: <>, Pacifista, Trochando Sin Fronteras, Aquinoticias, La Direkta, Puro Veneno, Congreso de los pueblos, Contracara, Desde Abajo, El Garzón: periódico UNAL, El Embudo, COPEC (cofradía para el cambio), Bacteria, Colombia Informa, PolitizArte, Contagio Radio, Revista Voces, NC Noticias, SeLoExplicoConPlastilina, Matador, Conciencia Campesina, El Rebelde comunicación libre, Colectivo Brecha Difusion, Wally Opina, Cambiemos Esto, La Revuelta, Catarsis: cultura en movimiento, La revuelta estudiantil y muchos otros medios de comunicación alternativos digitales, que de forma paulatina crecieron y entendieron la importancia de generar este tipo de opciones pluralistas informativas y que día a día crecía la común preocupación por este nuevo modo de asesinatos selectivos en contra de aquellos lideres o cabezas comunitarias en todo el país.
Con cada estudiante, joven o adulto, profesional o transeúnte que se acercaba a la exposición de este joven estudiante se guardaban historias y se ofrecía a cada oyente la oportunidad de enviarle un mensaje de apoyo o solidaridad a estos líderes sociales que hoy viven enfrentados con la única arma que es su liderazgo, aquella arma que amenaza a muchos intereses particulares y colectivos que en la mayoría de los casos les cuesta su vida o la de sus familiares.
Entre estos mensajes podremos resaltar algunos mensajes y palabras de solidaridad que después de un monólogo por parte del estudiante y algunas inquietudes planteadas por los espectadores, algunos oidores quisieron plasmar y enviar un mensaje a quienes viven bajo amenaza a causa de su papel de liderazgo comunitario:


El objetivo de este escrito jamás será repetir mecánicamente las cifras, números e indicadores de violencia. Más bien será poder hacerle un llamado de atención a quienes ponen en tela de juicio la dignidad y el buen nombre de quienes han muerto defendiendo derechos colectivos y reclamando justicia para sus seres queridos, a quienes sus voces les fueron acalladas por el ruido de un estallido, una bala o el hambre en los calabozos y lugares donde permanecen desaparecidos. Aquí y en muchos escritos, a través de la única arma que tenemos, contaremos la historia de todas y todos ellos que no son un número ni una cifra en estadísticas. Aquellos a quienes les fueron silenciadas sus voces mortales, viven y perduran en las comunidades en las cuales, así como Don Temístocles Machado, allí en Buenaventura, peleó como un ciudadano libre por la restitución de sus derechos como comunidad afrodescendiente, el respeto por el territorio que les pertenece históricamente y promover un paro cívico en uno de los puertos marítimos del país que paradójicamente vive en la miseria y en la precariedad; Buenaventura, Catatumbo, Cauca, Chocó, La Guajira, Putumayo… la lista podría seguir y se nos acabaría el papel en el cual consignar los lugares, sus personas y  esas acciones valerosas, que con una complicidad vulgar del estado colombiano y el silencio e indiferencia de muchos de sus ciudadanos, hemos permitido que acciones atroces como la del asesinato del excombatiente Dimar Torres sigan sucediendo. Que pare el asesinato, la tortura, las masacres, violaciones a la integridad sexual, mutilaciones, desaparición forzada, asesinato selectivo, los hostigamientos, la persecución judicial al pensamiento alternativo y crítico, entre muchas otras atrocidades que legó esta violencia; que desde las bases sociales podamos construir una sociedad en paz y digna para vivir.


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El 9 de abril debe ser recordado como un día en el cual, no podamos seguir sintiéndonos ofendidos e impotentes una vez al año, desde la distancia, al ver cómo personas han sufrido. Debe ser un día en el que a través de pequeñas o grandes acciones podamos colectivamente alzar una voz de protesta en contra de la guerra, del odio, de la sevicia, de los desplazamientos, de la tortura, en contra de todos aquellos engendros procreados por la violencia. Que cada 9 de abril sea el inicio de un año en el cual, a través de sus 365 días, le digamos sí a la paz, sí a la reivindicación, el respeto y el cumplimiento de los derechos fundamentales; un día en el que podamos apostar por construir un país entre todos; un país en el que pensar diferente no nos cueste la vida. Por eso, así como en un informe sobre la violencia decimos #BastaYa a la guerra, en ese 9 de abril todos digamos #NuncaMásLaGuerra #NuncaMasUnLiderMenos y no tengamos que volver a ver como en una pandemia, el crecimiento en los números, contadores y estadísticas de violencia. Que en 10, 20 o quizá 30 años no tengamos que decirle a las futuras generaciones, que en este, un país en el cual no pidieron nacer, siguen asesinando personas del común por pensar diferente, que podamos dejar de asignarle al calendario nacional más sangre por culpa de la violencia, que podamos juntos recordar aquellos años en los cuales los pequeños esfuerzos de muchos contribuyeron como un ejemplo para la no repetición y no continuación de la violencia endémica nacional y decir juntos #NuncaMás.









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