POEMAS DE LEDO ÎVO Y SI MAÑANA DESPIERTO
NUESTRO REINO
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El `poeta Jorge Eliécer Ordóñez (Izq) y el poeta Ledo Îvo. |
En alguna de esas tantas reuniones de Si Mañana
Despierto, en esa Tunja de hace décadas, cuando la felicidad era posible,
quizás porque no éramos aún conscientes de que tocaba ir a buscarla, el maestro
Jorge Eliécer Ordóñez compartió con nosotros su fervor por el poeta brasilero
Ledo Îvo. Leímos los poemas “La infancia redimida” y el poema “Murciélagos”, y ahí nos quedamos pensando en el problema que nos plantea la poesía que consiste
en la forma que tiene el poeta de refundar el mundo. Era poco probable entonces
que pudiéramos ir a buscar a Ledo Îvo y preguntarle por su casa llena de
murciélagos y esa tristeza que colgaba de las paredes de la infancia, y que ya
con los años se llamaría nostalgia, y andaría pegada a nosotros como una sombra
más. Alguna vez existió una ciudad llamada Tunja… eso nos dicen los poemas de
Ledo… porque la alegría la acaba de crear este poema… y aunque sea trágica e
íntima de la muerte, la vida es un reino, la vida amigos… es nuestro reino.
Salud.
Miyer Pineda
LA INFANCIA REDIMIDA
La alegría, la acaba de crear este poema,
Aunque sea trágica e íntima de la muerte
la vida es un reino: la vida es nuestro reino
no obstante el terror, el éxtasis y el milagro.
¡Cómo te soñé, Poesía, no como te soñaron...
Me escondo en el bosque del lenguaje, corro por salas de espejos.
Estoy siempre al alcance de todo, lleno de orgullo
porque el Ángel me sigue a cualquier parte.
Tengo un ritmo demasiado largo para alabarte, Poesía.
Mayor, sin embargo era el borde de la playa de mi pueblo
donde, niño, inventé navíos antes de haberlos visto.
Mayor aún era el mar
ante el cual recitaba poemas todas las tardes,
festejándolo con los ojos húmedos y sonriendo a veces de pasión,
porque gran cosa es descubrir el mar, verlo existir en el mundo.
Oh mar de mi infancia, mayor que el mar de Homero.
Juego a esconderme de Dios, pacto con las hadas
y con este aire de juglar mantengo querellas con la muerte.
Después del otro lado siempre hay un nuevo otro lado que conquistar...
Por eso te amo, Poesía, a tí que vienes a llamarme para las californias de la vida
No eres más que un sueño de infancia, un mar visto en palabras
(Traducción de Ángel Crespo)
La alegría, la acaba de crear este poema,
Aunque sea trágica e íntima de la muerte
la vida es un reino: la vida es nuestro reino
no obstante el terror, el éxtasis y el milagro.
¡Cómo te soñé, Poesía, no como te soñaron...
Me escondo en el bosque del lenguaje, corro por salas de espejos.
Estoy siempre al alcance de todo, lleno de orgullo
porque el Ángel me sigue a cualquier parte.
Tengo un ritmo demasiado largo para alabarte, Poesía.
Mayor, sin embargo era el borde de la playa de mi pueblo
donde, niño, inventé navíos antes de haberlos visto.
Mayor aún era el mar
ante el cual recitaba poemas todas las tardes,
festejándolo con los ojos húmedos y sonriendo a veces de pasión,
porque gran cosa es descubrir el mar, verlo existir en el mundo.
Oh mar de mi infancia, mayor que el mar de Homero.
Juego a esconderme de Dios, pacto con las hadas
y con este aire de juglar mantengo querellas con la muerte.
Después del otro lado siempre hay un nuevo otro lado que conquistar...
Por eso te amo, Poesía, a tí que vienes a llamarme para las californias de la vida
No eres más que un sueño de infancia, un mar visto en palabras
(Traducción de Ángel Crespo)
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Algunos miembros y amigos de la corporación literaria Si Mañana Despierto en algún lugar de Colombia hace algunas décadas |
MAR FEMENINO
Te
amo porque eres parecida al mar
Y
cerca de tu cuerpo los días se repiten como cicatrices entreabiertas
Te
amo porque eres más bella cuando inmóvil
En
los instantes sin márgenes o leyendas
Cuando
tus rodillas recuerdan arenas duras
Y
tu sangre es un sol y corre en tus venas
Así
como estás, recuerdas al mar subiendo, al mar
Femenino
de los acantilados y de las cuevas marinas, al mar de mi infancia,
Demasiado
alto para mi sueño, al mar sentado como en un trono sobre la tierra
Con
tus pies posados como proas de navíos, evocas al mar despojado de todas las
islas, al mar de los amantes que se aman como fieras marinas, en medio de las
altas aguas, al mar de fondos espesos como bitácoras, supones el amor unido al
agua y a la piedra y eres bella como el sueño, la marea o el viento del mar.
(Traducción
de Mario Bojórquez)
LOS MUERCIÉLAGOS
Los
murciélagos se esconden tras las cornisas
del almacén. ¿Pero dónde se esconden los hombres,
que vuelan la vida entera en la oscuridad,
chocando contra las paredes blancas del amor?
La casa de nuestro padre estaba llena de murciélagos
colgados, como luminarias, de las viejas vigas
que apuntalaban el tejado amenazado por las lluvias.
"Estos hijos nos chupan la sangre", suspira mi padre.
del almacén. ¿Pero dónde se esconden los hombres,
que vuelan la vida entera en la oscuridad,
chocando contra las paredes blancas del amor?
La casa de nuestro padre estaba llena de murciélagos
colgados, como luminarias, de las viejas vigas
que apuntalaban el tejado amenazado por las lluvias.
"Estos hijos nos chupan la sangre", suspira mi padre.
¿Qué hombre tirará la primera piedra a ese mamífero
que, como él, se nutre de la sangre de los otros animales
(¡Hermano mío! ¡Hermano mío!) y, comunitario, exige
el sudor de su semejante aún en la oscuridad?
En el halo de un seno joven como la noche
se esconde el hombre; en el algodón de su almohada,
en
la luz del farol
el hombre guarda las doradas monedas de su amor.
Pero el murciélago, durmiendo como un péndulo,
el hombre guarda las doradas monedas de su amor.
Pero el murciélago, durmiendo como un péndulo,
sólo
guarda el día ofendido.
Al
morir, nuestro padre nos dejó (a mis ocho hermanos y a mí)
su casa donde de noche llovía por las tejas rotas.
Pagamos la hipoteca y conservamos los murciélagos.
Y entre nuestras paredes se debaten: ciegos como nosotros.
su casa donde de noche llovía por las tejas rotas.
Pagamos la hipoteca y conservamos los murciélagos.
Y entre nuestras paredes se debaten: ciegos como nosotros.
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Integrantes de Si Mañana Despierto cuando Tunja era una fiesta |
LA MANCHA IRREPARABLE
Tu
pubis: la oveja negra
En
el blanco rebaño de tu cuerpo
LA PERRA
Atraídos
por el olor de la sangre de sus entrañas
Los
perros siguen a la perra en celo como si fueran el séquito
de
una reina negra. Y la olfatean en un movimiento impúdico
que
tal vez merece ser llamado amor.
La
perra finge que la persecución la incomoda
y
seduce como las mujeres solicitadas.
Un
olor penetrante de mi vida la acompaña
entre
los dos soles que limitan el paso del día.
En
la noche, cuando la encierran en el galpón,
los
perros quedan del lado de afuera, desolados y fieles.
Y
sus gruñidos en la oscuridad nos enseñan
Que
el amor es una pasión inútil, una puerta cerrada.
(Traducción
de Mario Bojórquez)
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