CAVALO MORTO
ACTUALIZAR EL RECUERDO PARA RESGUARDAR LA MEMORIA
Y entonces Henry
Alexander Gómez no tuvo más remedio que sacar este poema como un as bajo la
manga, como un gancho al hígado, como un gol de tiro libre o un gol de chilena
o un gol olímpico, como un home run
con tres bases llenas, para que el estimado público presente se silenciara y
asumiera la derrota en uno de esos duelos que solo se hacen en los barsitos de
Duitama a ciertas horas de la madrugada cuando hasta la muerte se sienta en la
otra mesa a mirarnos discutir sobre cuál poeta es el más grande de ese antro de
ángeles y pordioseros llamado América Latina. Y por supuesto esa noche ganó
Mestre con su Cavalo Morto…
Cavalo Morto
Juan Carlos Mestre
Cavalo
Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Un
poema de Lèdo Ivo es una luciérnaga que busca una moneda perdida. Cada moneda
perdida es una golondrina de espaldas posada sobre la luz de un pararrayos.
Dentro de un pararrayos hay un bullicio de abejas prehistóricas alrededor de
una sandía. En Cavalo Morto las sandías son mujeres semidormidas que tienen en
medio del corazón el ruido de un manojo de llaves.
Cavalo
Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Lèdo
Ivo es un hombre viejo que vive en Brasil y sale en las antologías con cara de
loco. En Cavalo Morto los locos tienen alas de mosca y vuelven a guardar en su
caja las cerillas quemadas como si fuesen palabras rozadas por el resplandor de
otro mundo. Otro mundo es el fondo de un vaso, un lugar donde lo recto tiene
forma de herradura y hay una sola tarde forrada con tela de gabardina.
Cavalo
Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Un
lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo es un río que madruga para ir a
fabricar el agua de las lágrimas, pequeñas mentiras de lluvia heridas por una
púa de acacia. En Cavalo Morto los aviones atan con cintas de vapor el cielo
como si las nubes fuesen un regalo de Navidad y los felices y los infelices
suben directamente a los hipódromos eternos por la escalerilla del anillador de
gaviotas.
Cavalo
Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Un
poema de Lèdo Ivo es el amante de un reloj de sol que abandona de puntillas los
hostales de la mañana siguiente. La mañana siguiente es lo que iban a decirse
aquellos que nunca llegaron a encontrarse, los que aún así se amaron y salen
del brazo con la brisa del anochecer a celebrar el cumpleaños de los árboles y
escriben partituras con el timbre de las bicicletas.
Cavalo
Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
Lèdo
Ivo es una escuela llena de pinzones y un timonel que canta en el platillo de
leche. Lèdo Ivo es un enfermero que venda las olas y enciende con su beso las
bombillas de los barcos. En Cavalo Morto todas las cosas perfectas pertenecen a
otro, como pertenece la tuerca de las estrellas marinas al saqueador de las
cabezas sonámbulas y el cartero de las rosas del domingo a la coronita de luz
de las empleadas domésticas.
Cavalo
Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.
En
Cavalo Morto cuando muere un caballo se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite,
cuando muere un evangelista se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando
muere Lèdo Ivo llaman al sastre de las mariposas para que lo resucite. Háganme
caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que
termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe.
Yeap,
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