EL ARTE DEL REBUSQUE UNIVERSITARIO



EL ARTE DEL REBUSQUE UNIVERSITARIO


Por Nancy Lorena Chaparro y Paula Geraldine Martínez


“No tengas miedo de
avanzar y arriesgarte.
Ten miedo de no
hacer nada y quedarte
en el camino

Anónimo

UPTC Seccional Duitama


Este es un homenaje a todos aquellos compañeros quienes con sus Historias se convierten en símbolo de orgullo, tenacidad y berraquera; son parte de esos Colombianos echados pa´lante y que no se dejan vencer por las circunstancias. Estos estudiantes son emprendedores, aguerridos y ejemplos de superación; personajes dignos de admirar que guiados por su instinto luchan por conseguir sus objetivos. 


En un día soleado; uno de muchos que en la vida nos sonríen y nos dan una oportunidad más para procurar ser felices, decidimos ir en busca de aquellos compañeros que son expertos en el arte del rebusque para sobrellevar su vida en la Universidad. Caminando por los pasillos de la Uptc de Duitama, nos encontramos con algunos compañeros, quienes motivados por diferentes causas, comienzan su travesía diaria ofreciendo toda clase de productos a quien desee saciar sus antojos. Se trata de jóvenes que combinan sus estudios con el rebusque; jóvenes que ponen todo de sí para luchar y sobrevivir en un país en el que las oportunidades laborales son escasas; ellos nos enseñan a no rendirnos porque la vida se trata de utilizar la creatividad y guerrear haciendo de los días una aventura. Son lección porque muchos de nosotros no nos atrevemos a salir a buscar cómo ganar algo de dinero, y esperamos que nuestros padres nos mantengan un poco más de tiempo.

Fotografía tomada por Paula Martínez y Lorena Chaparro
y en ella nuestra compañera Lucy
En esa búsqueda nos acercamos a una joven que vendía gomitas, y le pedimos que nos contara parte de su vida y de sus motivaciones. Luego de comprarle algunas golosinas conversamos sobre su trabajo y sobre sus estudios.

Ella es Lucy; una chica emprendedora y jovial; proveniente de Sotaquirá. Vende golosinas hace más o menos un año; nos cuenta que le toca viajar diariamente a su pueblo porque si deja de hacerlo, su padre dejaría de apoyarla. No le alcanza lo que gana trabajando los fines de semana en un restaurante de comidas rápidas. Aún así saca tiempo en sus estudios para vender a quien quiera comprar. En una sociedad como la nuestra, el dinero es importante, pero más allá de eso, trabajar para salir adelante; así se puede sacar del atraso a un país. Su tarrito de gomitas siempre está tapado y a sus clientes se las entrega con una pincita, así como sus otras golosinas.

Así que cuando te antojes de una Gomita, un chocmelo o un choco-break,  y veas a Lucy por los pasillos lo único que tienes que decir es “Oye tú la de las Gomas” (siempre con respeto) y ella te mostrará su radiante sonrisa y te atenderá de la mejor manera. Es una mujer guerrera que nos enseña a comprender muchas cosas de esta era globalizada en el que el dinero también se puede buscar desde parámetros decentes. Quizás el día de mañana Lucy sea una gran empresaria.


En nuestro recorrido por la U, vimos a un joven en la cancha de fútbol. Nos llamó mucho la atención pues se encontraba  jugando con unas clavas (juguete de malabares) encima de una cuerda.

Fotografía tomada por Lorena y Paula. En ella
aparece el artista de la urbe
Se trata de Alonso Valderrama, un joven apasionado por el arte escénico y los malabares; muchos habitantes de la ciudad lo habrán visto llevando su arte a los semáforos.

Expresa que es maravilloso realizar esta actividad, sentir la admiración de algunos y la indiferencia de otros quienes no reconocen su labor; dice que  no le importa esto, pues lo que siempre busca es que la gente perciba la magia de su arte y conseguir una que otra moneda que le ayude a sostenerse en la Universidad.

En sus respuestas Alonso nos hace ver cuánto le apasiona esta labor pues habla con criterio y con un encanto mágico que lo hacen un ser muy curioso y hasta interesante, porque son pocos los que se desligan de la cotidianidad y la rutina y se atreven a hacer de sí mismos manifestaciones artísticas que complementen tanto gris y tanto cemento en la ciudad.

Nos llamó la atención una de sus respuestas: “Cuando estoy lanzando los juguetes al aire, me conecto con algunos espectadores… hay ese coqueteo donde se dan miradas fugaces”…

Afirma que esto lo hace feliz y que jamás se ha sentido avergonzado de lo que realiza pues es su forma de rebuscarse la vida y mantenerse donde está.


Esto le puede dar una lección a los tecnocratas que laboran y dirigen la universidad, y que parecieran haberse propuesto acabar con la universidad ¿Qué tal un circo de malabaristas en la universidad haciendo extensión y compitiendo con los grandes malabaristas del mundo? Pero la rutina se ha tomado la universidad y ese mundo real de los medios que descarta otras formas de hacer arte y de ganar algo de dinero con dignidad, se ha impuesto negando la esencia de lo que siempre ha significado la cultura universitaria.


Parte de esos miles de millones de pesos de Ser pilo paga, que enriquecen más a la universidad privada podrían dedicarse a este tipo de experiencias que dinamicen la educación superior y llegue a más estudiantes que quieren hacer estudios universitarios, pero quienes no poseen los recursos.

Trabajar y estudiar puede ser una fórmula que estos señores que dirigen la Educación tendrían que pensar; alguno de esos innumerables asesores que tienen en el MEN quizás podría proponer la idea. Menos inversión en burocracia y más inversión en la universidad pública enfocada a dar empleo y a lograr que los estudiantes tracen fórmulas que les permita ganar algo de dinero para su sostenimiento y fortalecer la economía.

Son múltiples las razones por las cuales muchos jóvenes tienen que recurrir a estos oficios; estamos en un país donde no hay oportunidades laborales y mucho menos un apoyo para estos guerreros, nuestros guerreros Universitarios.

Pero como diría Facundo Cabral  “ A pesar de toda esa lacra, la vida vale la pena”
                                                                                                          
Pasados unos días, y caminando por las calles de Sogamoso, nos encontramos con una hermosa joven cantando rap. Su nombre es Alejandra, una enamorada de la vida y de la música.

Fotografía tomada por Lorena y Paula
En ella aparece Alejandra poniéndole música a la urbe
Después de escucharla por un instante quisimos conversar con ella y así nos enteramos de que es una estudiante de Psicología; a través de su música quiere hacer ver la realidad del mundo en el que vivimos. Parece que olvidamos que la música es resistencia y que por eso hasta las emisoras comerciales nos dicen qué escuchar y qué sentir.

Alejandra es una joven aguerrida y sueña con salir adelante; nos cuenta que también trabaja como mesera en un restaurante, y que además de esto hace tamales para sostenerse en la universidad y ayudarle a su mamá.

Del rap a los tamales, y de allí al estudio y al trabajo de mesera y a ese poder con el que canta. Le preguntamos por los tamales y nos contó que desde la noche anterior los deja cocinando, y que a eso de las tres de la mañana se levanta a darle los últimos retoques a su producto para salir a las siete de la mañana a venderlos.

Sale de su casa con la actitud alegre que siempre la caracteriza y con su olla de tamales calientes amarrada a la canasta de su bicicleta; y se va por las orillas  gritando “a la orden los tamales… tamales”

Alejandra es admirable; se nota que no desfallece ante las adversidades. No le importan el frío y el calor, solo el bienestar de su familia y la posibilidad de terminar su carrera. También piensa en el país.

En el entorno universitario en el que vivimos son más los estudiantes  guerreros que se dedican a diferentes actividades laborales; unos venden ropa, otros películas, otros helados, etc., o bien trabajan en cafeterías, restaurantes, bares, etc.
Estudiantes de la UPTC en pleno partido de micro

Con gente así uno no sabe cómo es que florece la criminalidad o esa cultura que lo quiere todo fácil; con gente así uno no sabe `por qué no salimos del subdesarrollo. Estas tres personas son parte de esos de cientos de compañeros estudiantes que ponen todo de sí para superar obstáculos y se esfuerzan por terminar una carrera en un país en el que no hay empleo y al que toca levantar creando empresa, industria, alternativas… Trabajar es una fórmula que no se tiene en cuenta en la Universidad, y quizás debería tenerse en cuenta como indicador para recibir recursos y otorgar becas.


En la universidad también nos encontramos con muchos chicos y chicas que provienen de otros lugares y que luchan por lograr objetivos y culminar una carrera. Y a su lado también están los que lo tienen todo y cuentan con apoyo, y entre estos están quienes despilfarran mientras sus padres o familiares son los que rebuscan. Y así es la vida en la universidad… Si quieren contarnos sus historias escríbannos mnemosinequebec@gmail.com.


Comentarios

  1. Las felicito por esa gran labor que realizaron, es muy interesante y muy admirable todas las historias comentadas en este blog, nada fácil pero esas historias son muy motivantes y enriquecedoras para uno como persona, Dios las bendiga y muchos éxitos

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    1. Muchas gracias por tu visita y tu comentario Edwin; eso nos motiva.

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